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LOS PRIMEROS
HABITANTES DE EUROPA
La
edad de los yacimientos de Fuente Nueva y
Barranco León
El registro fósil
italiano de Ceprano
Se
desarrollan nuevos reconocimientos, sondeos y
excavaciones
El hombre
europeo está ligado a la evolución del
Neandertal
ORIOL OMS
Y JOSEP MARIA PARES
LA Historia de los homínidos
todavía presenta numerosas incertidumbres,
puesto que se basa en el estudio de unos pocos
restos que sólo ilustran momentos concretos de
su evolución. Como en toda Historia, los
acontecimientos no pueden comprenderse si no
están ordenados en el tiempo. Para el caso del
estudio de nuestros ancestros, es como si del
libro que explica su historia sólo se hubieran
conservado unas pocas páginas en mal estado,
desordenadas y donde alguien ha borrado las
fechas y el número de pagina. ¡Un rompecabezas
difícil de recomponer!
La
geocronología es aquella ciencia que pone las
fechas en esta historia.
Tales fechas
acostumbran a referirse a tiempos geológicos, donde
la unidad de tiempo que usamos son los millones de
años (Ma). Esta ciencia agrupa un conjunto de
sofisticadas técnicas de laboratorio que nos
permiten, en general, conocer la edad de los
yacimientos a partir de la datación de las rocas o
sedimentos que los contienen. Los métodos que aplica
la geocronología son muy diversos, tales como el
carbono 14, el uranio-torio, el paleomagnetismo, la
termoluminiscencia y un sinfín de nombres casi
impronunciables. El procedimiento que se va a
utilizar en cada datación depende del tipo de roca y
del intervalo de tiempo que se quiere estudiar. El
tipo de rocas determinará la técnica, según sean las
propiedades físico-químicas o minerales de las
primeras. El intervalo de tiempo también va a
repercutir en las técnicas a utilizar, puesto que
algunas de ellas sólo sirven para los últimos 15000
años, otras para los últimos 0.8 Ma, otras dan
márgenes de error tan altos que sólo son útiles para
estimaciones de tiempos geológicos más antiguos etc.
Dataciones
Los
estudios geocronológicos proporcionan dos tipos de
dataciones que se conocen como absolutas y
relativas. Las dataciones absolutas son aquellas que
nos darán la edad directamente y se basan en el
estudio del estado de evolución de determinados
átomos que con el tiempo van variando sus
propiedades. En el estudio de los homínidos
antiguos, este tipo de dataciones se ha aplicado con
éxito en capas (o estratos) de cenizas volcánicas
que se encuentran en los yacimientos del rift
esteafricano. En muchos otros casos, los yacimientos
sólo permiten la aplicación del segundo tipo de
dataciones: las relativas. Estas técnicas no dan
una edad por sí solas pero nos dan una referencia
que podemos comparar con una escala patrón. Esto lo
vamos a comprender mejor viendo el ejemplo de
datación relativa que se ha usado en la datación de
los yacimientos de Barranco León y Fuente Nueva: el
paleomagnetismo.
Polaridad
El
paleomagnetismo se basa en el estudio del campo
geomagnético existente en el momento de formación de
una roca. Esta ciencia aprovecha dos fenómenos que
han ido ocurriendo en la naturaleza durante millones
de anos: la variación de la polaridad del campo
magnético (inversiones) y la capacidad que presentan
algunas rocas de, al formarse, registrar este campo.
Para introducir el fenómeno de las inversiones
paleomagnéticas, recordemos que hoy en día el campo
magnético de la Tierra presenta unas líneas de flujo
dirigidas desde el polo sur hacia el polo norte. Una
evidencia de ello está en las agujas de las
brújulas, que siempre se alinean según este campo,
es decir, las agujas imantadas apuntan hacia el polo
norte. Pues bien, a lo largo de los varios millones
de años de la historia de la Tierra, esto no ha sido
siempre así. Ha habido intervalos de tiempo (cientos
de miles de años o millones) durante los cuales la
Tierra presentaba un campo geomagnético que era
justamente opuesto, es decir, dirigido desde el polo
norte hacia el polo sur. Por lo tanto y de haber
existido brújulas durante estos intervalos, hubiesen
apuntado hacia el polo sur. Así pues, en el pasado
geológico se ha producido una alternancia de la
situación actual (que le llamaremos intervalo
temporal de polaridad normal) con la situación al
revés (intervalo de polaridad inversa). La
alternancia de unos y otros periodos da lo que
podríamos llamar un calendario paleomagnético, o
técnicamente, una escala de la polaridad
geomagnética. El cambio más «reciente» de un
intervalo de polaridad inverso a un intervalo de
polaridad normal ocurrió hace unos 0,78 Ma. La
magnetización remanente es la capacidad de registrar
el campo magnético terrestre y puede ocurrir de
varios modos. Sólo veremos el tipo de remanencia que
afecta rocas sedimentarias como las que contienen
los yacimientos de Barranco León y Fuente Nueva.
Estas rocas son el resultado de la consolidación de
barros que se hallaban en los márgenes del antiguo
lago (o cuenca) de Guadix-Baza. Cuando estos barros
se sedimentaban, entre sus partículas finas se
encontraban unos minerales microscópicos que
presentan una propiedad genéricamente llamada
ferromagnetismo. Este fenómeno hace que tales
minerales se comporten igual que minúsculas agujas
de brújulas, es decir, se orientan según el campo
magnético de la Tierra en el momento en que el barro
se acumula. Una vez la roca está formada (el barro
empieza a secarse y consolidarse), la orientación de
estas « agujas brújulas », es remanente, o sea, no
cambia cuando tiene lugar otro cambio de polaridad .
El estudio
paleomagnético de las rocas consiste en medir la
orientación de los minerales ferromagnéticos, es
decir, en ver si éstos están dirigidos hacia el polo
norte (situación actual) o sur (situación inversa).
Estas mediciones se realizan en unos aparatos que
llamamos magnetómetros criogénicos (miden a
temperatura de helio líquido, a -274° C), como los
usados en la datación de los yacimientos de Guadix-Baza
y que se encuentran en el Instituto de Ciencias de
la Tierra J. Almera de Barcelona (UB-CSIC) y en el
Departamento de Ciencias Geológicas de la
Universidad de Michigan.
Inversa
Tras un
estudio laborioso y un cálculo estadístico riguroso
de la orientación de los minerales ferromagnéticos
de las rocas que contienen los yacimientos de
Barranco León y Fuente Nueva, se ha obtenido de
ellos una polaridad inversa. En el «calendario
paleomagnético» se muestra la sucesión de
polaridades normales (en negro) y las inversas (en
blanco), y nos permite ver como, por lo menos, la
edad de los yacimientos de Guadix-Baza es anterior a
0,78 Ma (momento en que ocurre el primer cambio de
polaridad si miramos atrás en el tiempo geológico).
Este hecho también se observó en Atapuerca, donde
los restos más viejos de esta localidad también
presentaban esta misma polaridad.
Comparación
Pero, si
comparamos (correlacionamos) los resultados
paleomagnéticos y los fósiles de Barranco León y
Fuente Nueva-3 con otros yacimientos de fósiles que
tengan un estudio paleomagnético, podemos aún llegar
más allá en la datación. Es sabido que fósiles menos
evolucionados (es decir, anteriores a Barranco León
y Fuente Nueva) son algo más recientes que el
intervalo de polaridad normal que ocurrió entre hace
1,77 y 1,95 Ma (como es el caso de los yacimientos
con fósiles de homínidos en Dmanisi, Georgia). A la
vez, también es sabido que otros yacimientos que se
encuentran dentro del intervalo de polaridad normal
que hay entre 0,99 y 1,07 Ma, presentan faunas más
evolucionadas (más recientes) que las de Guadix-Baza,
como es el caso de Le Vallonet en Francia (con
abundantes restos de fósiles y de actividad humana).
Por lo tanto, sabiendo que estamos en polaridad
inversa y entre los intervalos normales de Dmanisi y
Le Vallonet, se puede concluir que los yacimientos
de Granada tienen una edad entre 1,070 y 1,77 Ma.
Todos estos resultados están en congruencia con los
obtenidos en Atapuerca y en otras muchas
localidades. Habrá que esperar nuevos estudios
(quizás con dataciones absolutas) para precisar aun
más esta edad.
Oriol
Oms: es Profesor de Geología de la
Universidad Autónoma de Barcelona. Su
especialidad es la Estratigrafía y el
Paleomagnetismo. Ha desarrollado la mayoría de
su carrera investigadora en la Cuenca de Guadix-Baza
y ha sido uno de los autores de la datación de
Fuente Nueva-3 y Barranco León
Josep
María Parés. Actualmente es Profesor en la
Universidad de Michigan, además de Investigador
del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas en el Instituto de Geología “J.
Almera” de Barcelona. Conjuntamente con D.
Alfredo Pérez González dató el yacimiento de
Atapuerca, y recientemente ha sido uno de los
autores de la datación de los yacimientos de
Orce.
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