2. PROPUESTA METODOLÓGICA
A falta de otro sistema de clasificación del arte rupestre,
hasta donde llega nuestro conocimiento, que se vincule con la
Astronomía, proponemos utilizar los siguientes conceptos:
astromorfos
[10] y
meteomorfos [11]
según sean aplicables a figuraciones de cuerpos celestes o de
fenómenos atmosféricos, respectivamente. En algunos casos, estos
petroglifos o pinturas rupestres, pueden hallarse aislados o
bien, asociados o formando parte, a su vez, de representaciones
antropomorfas o zoomorfas.
También se dan casos donde un panel que contiene petroglifos
o pinturas rupestres, se hallan juntas o integradas de alguna
manera, varias figuras astromorfas (soles, lunas y estrellas),
en cuyo caso se denominarían planetarios, en semejanza a
la función de los modernos instrumentos que existen en muchas
ciudades, para ilustrar al público general, acerca del
firmamento y los movimientos aparentes de estrellas y planetas,
además del Sol y la Luna. Tal es el caso propuesto en una
pintura rupestre (LA 3022, Panel 6, de la Reserva Navajo en
Nuevo México, citada por la autora Polly Shaafsma.
[12]
No obstante, pueden existir así mismo, petroglifos o pinturas
rupestres que contengan indicaciones relacionadas o que actúen
como especie de marcadores de los solsticios o equinoccios,
fechas que casi todas las etnias antiguas, conocían y aún
veneraban. Por supuesto, tales marcadores o dibujos alusivos a
estos eventos astronómicos, están relacionados básicamente con
las posiciones que ocupa aparentemente el Sol con respecto a la
Tierra y que marcan de alguna forma, las fechas aproximadas en
las cuales terminan unas estaciones o comienzan las siguientes,
sobre todo en las latitudes medias y altas, en ambos hemisferios
terrestres. Como ilustración, citaremos un ejemplo mencionado en
el trabajo de Robert E Connick y Francesca Connick en el sitio
Willow Creek Canyon en Inglaterra.[13]
Hay en cambio, otros petroglifos y pinturas rupestres que
pueden también registrar de alguna manera, los calendarios
usados por algunas etnias. Es probable que la forma general que
adopten, registre de alguna manera, el transcurrir del tiempo,
sea este mensual o anual, por cuanto en el se contienen las
fechas propicias para las labores agrícolas en general o para la
caza, la pesca y la recolección, en las etnias más antiguas. Es
posible que haya otros casos como el de los Maya, quienes
poseían no solamente un calendario anual o civil y otro
religioso concatenado con el anterior. No obstante esta
complejidad, los Mayas lograron dejar información suficiente,
que recién ha sido desvelada, acerca del registro de fechas
importantes de su propia historia. En todo caso, es una tarea
muy difícil identificar estos calendarios en el arte rupestre y,
pensamos que a todo evento, debe tenerse suficiente información
etnográfica o arqueológica de soporte a la investigación, como
para poder concluir en que una manifestación del arte rupestre
de determinada etnia, contiene la expresión gráfica de un
calendario.