El Despertar Cuántico. Junio 2011
Todos los días les dan guijarros de preocupación. Sean reales o ilusorios, aterrizan en su cuerpo como sólidos gránulos de confusión y dolor. Pesan y ustedes se sienten menos optimistas y más densos. Todos los días avanzan y recolectan más de esos guijarros de preocupación y confusión, permitiéndoles acumularse en el cuerpo y anclarlos como un ancla oxidada en un barco pirata hundido. Atraviesan a ciegas los callejones de su vida cruzando por cada puerta y cada situación con ansiedad y sin alegría.
A todos les dieron programas cuando niños para crecer y ser responsables de sus acciones, su mundo, sus cuentas, etc. En ese residuo de responsabilidad han sido asfixiados, ahogándose con lo que se supone que hagan, boqueando por aire fresco y una segunda oportunidad. Recorren su mente pensando en la injusticia que les hicieron, el miedo que les dieron y una palabra que los cortó en seco. Se sientan en el carrusel de estas injusticias pasadas, cambiando de caballo pero sin bajarse nunca de la cabalgata emocional. Caminan lentamente a través del laberinto de reflejos tratando de entender por qué alguien dijo esto, por qué alguien hizo aquello, por qué no encontraron su verdadero propósito. Quienes están en su vida amplifican el efecto de espejo. Les dan puntos de referencia, comienzos y finales, para monitorear la temperatura de sus aprendizajes. La humanidad se ha sentado a lamerse las heridas sin permitir que la zona herida sane, enfocándose continuamente en ella y lamiendo las injusticias que llevan como un distintivo de coraje.
La Tierra está hambrienta y necesita alimento. La humanidad no siempre come de la mesa de las ofrendas celestiales. A menudo come de los recelos terrenales. A medida que llegen a la comprensión de que su alma está hambrienta de lo que realmente le da alegría, habrá un despertar. Los conductos neurales de su cerebro tienen muchos vericuetos y callejones sin salida. Cuando tienen un pensamiento intuitivo, su cerebro siente un impulso eléctrico. La Energía de Luz corre por su cuerpo por un momento. La adrenalina se vuelca a borbotones en la sangre y entonces la pasión espera su próximo movimiento, su próximo pensamiento, como un ajedrecista contemplativo. ¿Cuántas veces en su existencia han descartado una idea, una invención y un amor? Su cerebro tiene un gabinete donde archiva las decepciones. Mantienen un segundo archivo biológico de esos mismos fracasos en su corazón. Todas las cosas y todas las personas que los decepcionaron alguna vez o los hirieron siguen girando alrededor de las sinapsis neurales del cerebro. Basan todas sus experiencias futuras en esas inquisiciones pasadas. Relacionan los lugares en los que han fracasado y los lugares donde los lastimaron para nunca volver a entrar.
Cada uno de ustedes tiende a sabotearse. Este continuo sabotaje los mantiene corriendo en círculos persiguiéndose la cola. El “borde del éxito” muchas veces está lleno de trampas para los humanos. Al borde mismo del éxito hay un campo de ilusiones donde cualquier pequeña duda o miedo puede crecer mucho más rápido, como una hierba mala que se alimenta de los nutrientes del alma. Muchas veces las personas no quieren tener éxito porque si lo tuvieran entonces el siguiente paso tendría que ser el fracaso, así que se saltan el paso intermedio y van derecho a la comunidad cerrada del fracaso.
En estos próximos tiempos económicamente difíciles tenemos que pisar el acelerador hasta el metal kármico y avanzar a toda velocidad saliendo de la comunidad cerrada del fracaso, derribando las cercas que nos han mantenido cómodamente “inferiores”. Los tiempos son energéticamente duros y se nos pide que nos esforcemos más por hacer que el dinero alcance, que nos esforcemos más por triunfar, que nos esforcemos más por saltar encima de los obstáculos de las limitaciones que ahora nos visitan a diario. A medida que el mundo y la economía moderna los fuerzan a sentir que no tienen suficiente, sepan en lo íntimo de su corazón que Dios/el Universo es su provisión inagotable, suprema y perfecta. El Universo no experimenta carencia ni tampoco deberían experimentarla sus creaciones.