La Activación de la Red del Tiempo
Si algo quedo muy claro en los últimos viajes y experiencias, es que esta red será activada cuando el Disco Solar construido en el Gobi (y que actualmente se encuentra en Paititi) despierte, enlazando así a los otros 12.
Esto sólo puede ocurrir a partir del año 2012, ya que la herramienta de Paititi depende de toda la intensidad del denominado “Rayo Sincronizador”, que fluirá completamente del Sol Central de la Galaxia a nuestro Sistema Solar en la coordenada antes mencionada.
Ello ya está empezando a suceder, y de hecho se halla en incremento constante; no en vano los científicos de todo el mundo están mirando a las estrellas para encontrar alguna explicación a los recientes eventos climáticos de la Tierra y, especialmente, la inusual actividad del Sol.
Como fuese, diversos estudios coinciden en que el panorama se verá más inquietante entre los próximos siete y diez años.
Muchos grupos se han sentido llamados a trabajar con la Red del Tiempo. Y debo mencionar que en medio de esta faena se han percibido “discos” y “herramientas similares” en lugares fuera de América.
Lo que ocurre es que antiguas civilizaciones materializaron sus conocimientos mágicos a través de la construcción de discos de oro u otros materiales, y que también se hallarían en el mundo subterráneo o etéricamente en algún importante yacimiento arqueológico, pero sin que ello se refiera a la Red del Tiempo antes mencionada.
En enero del 2005, durante un encuentro internacional en Capilla del Monte, se recibieron diversos mensajes en simultáneo que aclaraban este punto:
“…La Red del Tiempo, hermanos, está constituida como se les reveló por aquellos 12 discos y la herramienta de poder de Paititi que los armoniza. Los otros discos que han percibido fueron en su momento instrumentos de poder de antiguas civilizaciones desaparecidas, ajenos a la Red del Tiempo pero a cargo actualmente de la Hermandad Blanca.
La Red del Tiempo se encuentra en la franja americana, como constataron, desde Monte Shasta hasta la Antártica, siguiendo una estrategia energética que procura apoyar al planeta en su ascenso desde los lugares donde las energías y los Retiros de la Hermandad Blanca se hallan activos. El origen de aquellos discos está en Lemuria, y el destino de su aporte en las estrellas que brillan en el Real Tiempo del Universo…”
En otro párrafo del mensaje se afirma:
“…En agosto del 2012 se espera el último viaje a Paititi. En esta jornada se despertará definitivamente el Gran Disco Solar, enlazando así a los 12 Discos de Poder, volviéndose todos uno, como en los tiempos de la antigua Lemuria”.
Tanto en la última expedición a Roncador en Brasil (agosto 2004), como la maravillosa experiencia de Tierra del Fuego (el pasado 12 de diciembre) se han recibido contundentes informaciones sobre los discos.
Uniendo el aporte de diversos grupos, todos coincidimos en que:
Los discos “tienen vida propia”. Interactúan con uno, son “inteligentes”.
En algún momento “estuvieron juntos”, unidos. Ello apunta al relato anterior en tiempos de Lemuria.
A pesar de tener una ubicación física definida, los discos pueden “proyectarse”, como si se estuvieran bilocando. Este fenómeno ocurre por el ingreso gradual de la Tierra al Real Tiempo del Universo.
Efectivamente, el Disco del Paititi fue el último en “construirse” (Gobi), pero su importancia estriba en que une a los demás…
Los nombres de los discos
Esta información empezó a fluir desde la expedición al Mato Grosso. Pero fue finalmente revelada durante el contacto físico de Tierra del Fuego, experiencia que permitió acceder a una antigua ciudad, llamada “Kayona”, hoy enterrada bajo los hielos de la Antártica.
La información que recibimos, entre otras revelaciones, involucra el “nombre” de las herramientas de poder.
Por su trascendental importancia, a pesar que aún no he compartido abiertamente los detalles de la experiencia en Ushuaia, pongo aquí, a consideración de quien lee estas líneas, los “sonidos” o “mantrams” de la Red del Tiempo:
LA RED DEL TIEMPO – Los Discos Solares de Poder
Monte Shasta: Emanashi
Valle Siete Luminarias: Sipenbó
Ciudad Blanca: Aromane
Guatavita: Xemancó
Roraima: Urinam
Cueva de los Tayos: Jasintah
Paititi: Ilumana
Lago Titicaca: Demayon
Licancabur: Ramayah
Talampaya: Mitakunah
Sierra del Roncador: Omsarah
Aurora: Ulimen
Antártica: Ion
Siento que la revelación de estos “sonidos” juega un papel fundamental en la activación de la Red del Tiempo.
No en vano ingenieros de sonido de Chile y Perú me han comentado, investigando el tema de los discos solares, que es totalmente coherente aquello de los 12 discos y uno adicional (el de Paititi) como “armonizador”.
Según ellos, los 12 discos actuarían como la escala musical de 12 notas (generalmente se habla de siete, pero la escala completa, con tonos y semitonos, llamada “escala cromática”, está compuesta de 12 notas…). Por esta razón ellos deducen que el disco de Paititi funcionaría, en términos musicales, como un “resonador”, que podría efectivamente armonizar a toda la red.
Esta información, que me tiene ocupado estos días, no sólo involucra la música, sino una serie de conocimientos de naturaleza científica. Algunos le llaman “aritmética modular”. Por ejemplo: el reloj y la escala cromática constituyen un módulo 12; la repetición de los días de la semana un módulo 7; la aritmética interna del ordenador es del tipo “encendido-apagado”, por tanto es un módulo 2. Estos principios matemáticos (hay otros más complejos) se hallan dentro de la música.
Bajo ese concepto, hallamos las denominadas “repeticiones”, “simetrías” y “patrones”, para explorar el efecto del sonido. Todos los ingenieros de sonido saben que la repetición es, probablemente, el procedimiento más usado en música. La repetición constante puede causar un “efecto hipnótico”. También puede provocar una adaptación del oído, como cuando dejamos de percibir el sonido de una lámpara fluorescente.
De hecho son muchos datos interesantes que deben ordenarse. Sin embargo esta teoría cobra fuerza ante la revelación de los nombres o sonidos de los discos.
Debo subrayar que la lista antes presentada de los discos obedece a su ubicación geográfica de norte a sur. Aún no tenemos la certeza de que los “sonidos” de la Red del Tiempo siguen este patrón. Pero estamos en esa investigación.
En fin, la información que han venido reuniendo los grupos de contacto en estos años, resume lo siguiente:
Originalmente, se creó un solo disco, gigante, en la época de la Lemuria. Los Sunkies habrían ayudado proveyendo de piedras de poder a los hombres. Con la ayuda de esta herramienta, la antigua gente de Lemuria procuraba comprender el Real Tiempo del Universo.
El disco fue separado en 12 partes. En 12 pequeños discos. Al parecer, esta fue una acción supervisada o ejecutada por observadores extraterrestres, que consideraron inoportuna la intención de conectar con el Tiempo Real en aquella época. Probablemente este episodio guarde relación con lo que los Guías revelaron en la experiencia de La Nevera, República Dominicana.
Los discos fueron escondidos en la Tierra. Nadie sabía donde se hallaban. Ni siquiera muchos de los visitantes estelares que llegaban a nuestro mundo.
Los discos fueron ubicados e instalados en lugares estratégicos para la elevación del planeta. Enclaves que hoy en día funcionan como Retiros Interiores de la Hermandad Blanca. Por ello tenían que ser ubicados en América, ya que allí las energías se elevarían con mayor fuerza, tal como lo sostienen hoy en día los lamas tibetanos.
Con el arribo de los 32 maestros cósmicos al desierto de Gobi, se dispone la creación de un nuevo disco (el que ahora se encuentra en Paititi), con la intención de enlazar lo que fue separado en el pasado. Sin embargo, ello no sería tan fácil: el actual disco de Paititi sólo se activaría cuando se produzca la sincronización del Sol central con el nuestro, evento sobrenatural que empezaría a tomar fuerza el año 2012. Cuando ello ocurra, aquel disco unirá a los 12, que volverán a ser uno, como en los tiempos de la lejana Lemuria.
Y hay más datos. Importantes y reveladores. Sin embargo estamos aguardando su debida confirmación para complementar equilibradamente todo lo recibido hasta hoy.
Ciertamente, se ha iniciado el despertar de Lemuria