Orgías / flechas de amor: De Afrodita a Cupido
Desde hace al menos 3.000 años el coito heterosexual o la masturbación femenina se ha considerado como una lucha de la vulva con el falo masculino (o de la vulva con un falo artificial), por la analogía de la flecha de amor que penetraba en la vulva-vagina, la hería y le provocaba que corriera líquido / lubricación, similar al arma que al ser clavada hace una herida y provoca que el líquido fluya
Francisca Martín-Cano Abreu
De ahí que nuestras ancestras construyeran miembros viriles artificiales / dildos / olisbos / orgía / baubón / omphalos / cipo / báculos / en formas de penes (simbólicamente armados / erectos) o de flechas o de formas antropomorfas femeninas, en diferentes materiales.
(Cuando los consoladores eran construidos con apariencia de genitales masculinos, pero antropomorfizados como figura femenina, en Grecia los llamaban orgías y eran usadas por las Orgiastas / Sacerdotisas en Orgías sagradas / fiestas en honor de Diosas. Otros similares han sido hallados en todo el universo, desde el Paleolítico).
Posteriormente el acto de introducir un pene (armado / erecto) o una escultura fálica como si fuera una flecha de amor que entraba en la púrpura vulva, fue reproducido en época patriarcal, en términos metafóricos y convertida en un motivo analógico, de una flecha de amor tirado por Eros, que hería un púrpura «corazón» vulvar, como punto de tiro al ser traspasado con fuerza.
Púrpura «corazón», imagen sintética que capta la semejanza con el sexo femenino con herida de la que fluye líquido / lubricación y eyaculación (aparte de que también pueda salir sangre), bien al hacer el amor o al masturbarse. Y mostraría que el «corazón» que se en-amor-a, en principio no quiso representar el órgano central de circulación de la sangre, sino a la vulva-vagina.
Y flecha de amor, como atributo asociado a la función de fecundar, pero dado que en origen se denominaba Sagita Veneris, muestra que (se creía) era responsabilidad de la Diosa del Amor: Venus / Afrodita Calicopsis, el poder de fecundar, y por tanto la Diosa Afrodita era Afrodita / Hermafrodita / Andrógina, antes de que traspasase sus armas / el poder de fecundar, a su hijo Eros / Cupido:
Afrodita se aparece resplandeciente sobre las etéreas nubes, trayendo el don prometido a su hijo, (…) las radiantes armas (Virgilio, 1988: 197).
Presentamos en la Figura superior los genitales femeninos, reproducidos de forma sintética como «corazón», símbolo de amor, a punto de ser traspasado por consolador antropomorfo femenino del Neolítico de Hungría, y en pequeño, la «saeta» de amor tirada al «corazón», por Cupido.
Y a partir del momento en que la Diosa del Amor traspasó sus armas a su hijo (su función de fecundación), ya será el Dios del Amor: Eros, el que manejará el arco y la flecha / saeta / la capacidad de fecundar. Lo que estaba reflejando el cambio de ideas en la sociedad patriarcal, que evolucionó y atribuyó la propiedad de fecundar al Principio masculino.
Y por fin, se consideró al pene (armado / erecto) del varón durante la cópula, el arma en forma de flecha, que en el acto de amor heterosexual, entraba en el «corazón» femenino y lo hacía concebir.
La metáfora de considerar el pene como una flecha (arma) ha sido estándar en todo el universo, como ejemplifica el poema de Hawai, que dice:
Un hule (pene), un ule para ser gozado: / No te quedes quieto, entra dulcemente / por ese lado todo estará bien aquí / Arroja tu flecha (Fericgla y Matesanz, 1999: 44)].
Algunos consoladores desde el Paleolítico, antropomorfizados como figuras femeninas