Los Salenos cántabros, los primeros griegos

Pero lo que la Historia ha confundido o falseado, queda puesto siempre en evidencia por la Filologia, que enseña que el nombre de “Grecia”  es una deformación de “Grazia”

 

 

 

Por Jorge Mª Ribero-Meneses. 1 septiembre 1996

El brazo cántabro que llegó hasta Marsella. La historia de unos griegos que salieron de aquí

Un eminente pintor francés, marsellés, que pasa sus vacaciones entre nosotros y al que sorprendió en sobremanera mi reciente artículo sobre el origen cántabro de los pobladores de Las Islas Británicas, ha manifestado a la dirección de Alerta su interés en conocerme y en formularme algunas preguntas. Tras haberse celebrado ese encuentro, fecundo y enriquecedor, rindo homenaje a este profundo conocedor de la tierra y de la esencia de Cantabria, glosando en los párrafos que siguen algunas de las pruebas que dan testimonio de la ascendencia cantábrica de los primeros pobladores de las regiones meridionales francesas. Y, en concreto, de las gentes que hace varias decenas de miles de años colonizan la moderna Provença, estableciendo su primera capital en el pequeño macizo Marseille-Eveyre …

… QUE se yergue a la vera de la moderna Marsella. Huel­ga decir que tanto ese Eveyre como las vecinas islas D’Hyeres, equi­valen a Eberia = Hiberias.

 

Fragmento del antiguo plano de Ptolomeo, en que se aprecia claramente el topónimo «Salle», próximo a Marsella 

Mi único conocimiento sobre Marsella es aquel que he podido alcanzar a naves de la cartografía. No obstante, allá por el año 1720 un marsellés preeminente llamado Charles Garsen iba a contraer ma­trimonio en España con la madrileña doña Josefa Martin Carrillo, constituyendo am­bos, junto con los también galos Latour, Santcman y De Garde la rama francesa de mi ascendencia familiar. Vuelvo, pues, parcialmente a mis raíces al desvelar por vez primera, a través de las páginas de Alerta, la filiación cántabra de los pueblos que colonizan las riberas del Mediterráneo, reproduciendo en ellas, fídelisimamente, la nomenclatura geográfica del viejo y archipoblado país norteño del que eran origi­narios. Así nacerán multitud de poblaciones ilustrísimas a las que habremos de irnos refiriendo en el desarrollo de esta serie, distinguidas todas ellas con algunos de los nombres más esclarecidos de la antigua Kantabria y Kastilla Biella. Tal es el caso de las capitales respectivas de la Provenza y de Cataluña, fundadas por aquellos Castellani documentadas en Cataluña = Castallonia  hace  dos mil años y que son los mismos que dieron nombre a la ciudad de Castellane, próxima a Marsella.

Marsella es una variante de Barzella, de donde se deduce que comparte su nombre con Barzelona… y  con todos los centenares de Báñelas, Barcenas, Barzinas (y demás familia) de la geografía cántabra, castellana y galaico asturiana. Barzella  produciría Marzella, nombre de la vieja divinidad de la vegetación y de la primavera a la que los castellano cántabros seguimos dedicando los cantos de las Marzos en esa noche del 28 al 29 de febrero en la que hace cuatro días se celebraba el comienzo del año. Y es esta misma Marzella (de donde Marcela, Marcelino…)  la que por una parte ha dado nombre al dios latino Marte y por otra, a los pueblos castellanos y baskos de Marzilla, Marzillo, Marzano o Marazuela.  Pue­blos, todos ellos, homónimos de Marsella.

Coherentemente con cuanto antecede, a la vera misma de Marsella vamos a en­contramos con un lugar llamado Saint-Marcel. Así como, en la misma región, con dos ciudades denominadas Barcelonette  y Barcillonnette. Coherentemente también, a tiro de piedra de Marsella  y en el delta del Ródano, nos encontramos con las ma­rismas de Camargue, calco literal de las hoy denominadas marismas de Camargo que llegaban desde Peña Cabarga hasta Santander.

Corre la especie de que Marsella fue fundada por los griegos hace 2.600 años, siendo bautizada con el nombre de Massalia.  Especie ciertamente pintoresca, si te­nemos en cuenta que acaba de descubrirse en Marsella, al pie de esa mole pétrea del Eveyre a la que nos hemos referido an­teriormente, un impresionante conjunto de pinturas rupestres pergeñadas al más puro estilo cántabro de las Cuevas de Altamira.

Y la edad de las pinturas en cuestión, que a punto han estado de quedar sumergidas bajo las aguas del mar, se ha fijado en torno a los 20.000 años. Lo que revalida mi afirmación respecto a la fundación de Marsella, en el monte Eveyre  = Iberia,  hace no menos de 40 ó 40 mil años. Más o menos la misma antigüedad que le atribuyo a Barce­lona.

¿Por qué se le atribuye a los Grie­gos  la creación de Marsella?  Pues por la misma razón por la que multitud de hechos forjados por los Gracos  o Galogrecos  del nor­te de España, han acabado relacionándose con los Griegos  mediterráneos, des­cendientes suyos. Pero lo que la Historia ha confundido o falseado, queda puesto siempre en evidencia por la filología. Y la filología (digna de tal nombre) enseña que el nombre de grecia es una deformación de Grazia = Brazia = Barzia = Barzilla, de tal modo que resulta esplendorosamente lógico que se les endose a los Griegos la funda­ción de Marsella  y Barcelona. Porque Barzella = Brazia ha sido el nombre de la primitiva Grezia cántabra, recordada hasta la sacie­dad en todos nues­tros Grazias, Grazedas, Granzedos. Y por eso el primer emplaza­miento de Barcelona estuvo en el actual barrio de Gracia.  Por eso son comunes en Cantabria las ermitas y santuarios consagrados a Nuestra Señora de Gracia. Por eso existe un santuario de Notre Dame de Gráce próximo a Marsella…

Recapitulemos: Barzalla, Marzella y Gracia son nombres equivalentes. Por eso se han producido juntos recordando siempre a aque­lla diosa Barzella a la que se tenía por madre de la naturaleza y del propio ser humano. Por eso designaba al primer mes del año y de la primavera: Baria = Marzo.  Por eso en francés y en catalán ha dado nombre a las cunas berceau y bréssol.  Por eso, en fin, la lengua castellana utiliza el término gracias  allí donde los franceses dicen merci  y los catalanes mercés. Tres voces análogas para agradecer  a la diosa las mercedes que se le demandaban. De ahí, en fin, que la Virgen de la Merced sea la patrona de la Ciudad de Barcelona.

En un artículo reciente, aquel que consagramos a la villa de Sillanzes = Suances, desvelábamos el dato virtualmente inédito de que los primeros Helenos, los primeros Grie­gos, habían respondido inicialmente al gentilicio de Sálenos que los acreditaba como adoradores de la diosa Sallena o Luna. La misma divinidad a la que rindieran culto los primitivos romanos o Salios.

Sacerdotisa ibérica del Sol y la Luna 

Los Sálenos cántabros, documenta­dos por Pomponio Mela (que era es­pañol y sabia de lo que hablaba) dieron nombre a nuestros ríos Salla (Saja), Salón, Solía, Sil … amén de la Selaya, Solares, Selores, Sel, Silió ... Una de las pruebas incontrovertibles que demuestran que los fundadores de la francesa Marsella fueron los Sálenos cán­tabros y no sus descendientes los Helenos  mediterráneos, nos la aporta la toponimia del ámbito de di­cha ciudad. Si hubiesen sido los Helenos = Griegos  los co­lonizadores de Marsella, las comarcas que circundan a ésta aparecerían sembradas de nom­bres geográficos emparentados con es­tos dos gentilicios, así como con el nombre de Grecia. No ha sucedido así, no obstante y bien puede afirmarse que la huella dejada por los griegos mediterráneos en torno a Marsella es mínima por no decir nula. Ahora bien, si encontramos por el contrario el nú­mero de poblaciones vinculadas a los genuinos padres de estas tierras, a aquellos Sálenos cántabros que tan crucial papel desempeñaran también en el poblamiento de Gran Bretaña, entonces nos asombrará descubrir que en una minúscula área geográfica se agolpan todos estos esclarecedores topónimos: Salón, Sillans, Salenres, Seillas, Seillons, Sollies, S-alleins, Se(l)ynes, Se(l)yne, Celle, Selonnel, Seolane…

Todos estos nombres que acabarnos de enumerar constituyen la prueba del nueve de que la región de Marsella fue poblada por los Gallo-Grecos cán­tabros y no por los Griegos mediterrá­neos, pueblo éste último que se apropió literalmente de todas las glorias ges­tadas por los antiguos pobladores de la antigua Gallazia = Grazia  cántabra (comenzando por su lengua). Son in­numerables las referencias de los an­tiguos historiadores españoles a la for­ma como los Griegos se adueñaron de nuestra historia remota. Así Florián de Ocampo, en el siglo XVI, nos ilustra cómo «fueron siempre los griegos de­seosos de tomar para si todo lo bueno que hallan de las otras gentes». Pellicer, se pronuncia en estos términos «Mayores sentimientos se pueden demos­trar por España contra Fenicios y Grie­gos, que la despojaron de sus primitivas Grandezas. Todo el contexto de la Mithologia tuvo su centro y raíz en nuestro Imperio. Los griegos fingieron ser suya la batalla de los Gigantes y los Titanes: ésta es la historia alegórica de España».

Se indigna Pellicer, como varios si­glos más tarde sigue indignándose el autor de estas líneas, ante el hecho de que todos los pueblos del Medi­terráneo oriental: fenicios, griegos, egip­cios, arameos e incluso romanos, se atri­buyeran todas las glorias de nuestro pasado, habiéndonos dejado práctica­mente ayunos de memoria histórica. Y ello porque, como dice Pellicer. «equi­vocaron nombres, personas, patrias y tiempos”. Y los equivocaron, unas veces de forma involuntaria y otras (me temo que los más) voluntariamente.

De todo este estado de opinión tan extendido en los siglos pretéritos se hace eco un abate francés, Fierra D’Iharce, cuando publica en Paris, en torno al año 1825, su libro intitulado: Histoire des cantabres ou des premier colons (co­lonos) de toute l’Europe. (La traducción castellana es obvia). Pues bien, en este raro libro que rescaté del olvido en mis prolijas indagaciones en la Biblio­teca Nacional, puede leerse textualmen­te lo que sigue:

«Historiadores modernos hacen derivar de Cantabria la raíz de todas las Mo­narquías occidentales, así como el origen de la mitología de Egipcios, Fenicios, Grie­gos y Romanos, y de todos sus dioses y héroes»

Es así como Griegos y Romanos con­vertirán a nuestras dos únicas divinidades… (error de escaneo original. Nota de Solimán) … nuestros ancestros los Sálenos, devotos ado­radores de la Luna, de la loba Lobania, rodearán el entorno de Marsella de una serie de montes consagrados a aquélla a la que reconocieron como su Diosa Madre.

¿Descubrir, quizá, el origen del nombre sugestivo de Monte Carlo?

Asi pues, y a imagen y semejanza de nuestros:

Liébana, Lebeá, Lobá, Labia, Lebanza

etc., surgen en Marsella los nombres de los montes de La Loube, Levens, Loubier, Loubiere, Lavandou…o Gar-la-ban: el Alto de la Luna; porque gar, que es término euskerico, y no griego, significa alto, cumbre… Y  tengo razones para pensar que es este monte Garlaban el anteormente mencionado Monte Carlo.