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PALEOGEOMORFOLÓGICA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA,

Y LOS PRIMEROS POBLADORES

 

 

IBERIA CUNA DE LA HUMANIDAD    PRINCIPAL

     Fernando Ledesma Rubio (Geógrafo) 2005


 

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Morfogénesis de la península de Iberia en el Plioceno inferior

 

Al final del Mioceno, hace 6-5 mill. a., la fuerza tectónica, del plegamiento Alpino, dio origen a las principales montañas actuales del planeta: Himalaya, Rocosas, Andes, Alpes, Apeninos, Cáucaso, Balcanes, etc. Concretamente; en la península Ibérica se formaron la cordillera Cantábrica, los Pirineos y las Sierras Catalanas, que se originan al comprimirse los estratos y sedimentos acumulados entre la meseta norte y las tierras antiguas del sur de Francia. La Penibética se forma por la comprensión de materiales entre la meseta sur de la placa Ibérica y la placa Africana, sus bordes se extendieron hasta el archipiélago de las Baleares. También se prefiguran las depresiones de la cuenca sedimentarias: la del Duero, Tajo, Guadiana, Ebro y del Guadalquivir; estas dos, posteriormente, pasan de ser golfos marinos a ser formaciones lacustres, del tipo de las albuferas, que finalmente terminan siendo un sistema de desagüe para los respectivos ríos. La paleogeografía de la costa ha sido muy cambiante. El Guadalquivir, hace 5 mill. a., desembocaba en el Atlántico a la altura de Sevilla. Durante el Plioceno, las rocas primarias del zócalo Herciniano se fracturan, por efecto de la tectónica se producen desplazamientos de los estratos en la corteza terrestre; y los materiales más blandos del Secundario se pliegan durante el Mioceno, haciendo cabalgamientos de los diferentes estratos; entre otros destaca el clásico cabalgamiento en la Cantábrica de Valdoré, al norte de la provincia de León. Las distintas oleadas del plegamiento resquebrajan la meseta, fallándose en su parte sur en los bordes de contacto, con materiales endurecidos y resistentes, formando los arcos montañosos de las sierras Penibéticas. Al tiempo, se vuelven a elevar las viejas montañas hercinianas como el Sistema Central y los Montes de Toledo. Coincidiendo con una fuerte actividad volcánica en el Campo de Calatrava y la Garrotxa, se produce la ruptura entre Europa y África por el estrecho de Gibraltar, hace 5 mill. a, dejando entre ambos una serie de islas. También en esta época surgen las islas Canarias, por la acción de erupciones volcánicas del borde occidental de la placa Africana y por el empuje del dorsal del Atlántico, por entonces sometido a una fuerte actividad geológica. Para comprender la morfogénesis y la biodiversidad en la cuenca del Mediterráneo hay que remontarse al final del Mioceno, entre 5 y 2 mill. a. En este período la placa de la Península Ibérica se une a la de África. Esta unión dio origen al cierre del Mediterráneo, el paleo Tethys, por el estrecho de Suez en la península de Sinaí y el de Gibraltar. Por la falta de comunicación de las aguas del Mediterráneo con las del Atlántico y el Índico, se convirtió el Mediterráneo en una serie de grandes lagos interiores hipersalinos; que pierden constantemente su masa acuosa por la intensa evaporación de sus aguas. Las amplias extensiones de nuevas tierras emergidas formaron los materiales llamados evaporitas: yesos, sal y calizas tobas, que se forman al evaporarse el agua en un clima árido y estaciones bien marcadas. En estas fases de regresión marina de la cuenca del Maditerraneo, el geólogo ruso Chumakov encontró otro tipo de sedimentos más antiguos, correspondientes a un anterior y estrecho brazo de mar que se encontraba más de 1.500 metros por debajo del nivel actual. A este período se le llama Messiniense , cuando se da en la cuenca del Mediterráneo un bioambiente semejante al del Mar Muerto. La influencia del Atlántico queda lejos y en la cuenca mediterránea se permite la adaptación de nuevas comunidades vegetales y animales procedentes de las regiones esteparias frías euroasiáticas y cálidas norsaharianas. La crisis más importante de la historia reciente del mar Mediterráneo ocurrió durante este período, que como ya dijimos se le llamó: "Crisis de salinidad del Messiniense", dando lugar a una disminución masiva de la fauna marina, y la adaptación de la fauna continental.

 

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       Fernando Ledesma Rubio (Geógrafo) 2005