La Lengua Cognoscitiva
Jose Luis Garcia Feliu. Kronos, El Imperio Atlante. La Lengua de la Quimera.
http://www.tartessos.info/ligures/kronos16.htm
Este código consiste en sustituir los sonidos de las consonantes y de las vocales que forman a determinadas palabras que permanecen invariables en su pronunciación en el tiempo y en los idiomas diversos, nombres de personajes, héroes, dioses, monstruos, etc., por unos significados constantes y fijos.
Para introducir «un sujeto» o «un lugar donde» de la información utilizan a la única consonante que no aparece nunca pronunciada, esta consonante es la que debería estar en la palabra elegida entre dos vocales seguidas, a esta consonante la llamaron el Verbo.
Cuando en este ensayo hago referencias al Verbo siempre lo hago en su calidad de sujeto activo dentro de la estructura de la Lengua cognoscitiva u oculta (Lengua Pronunciada), en ningún momento lo hago en su otra muy distinta acepción que en las religiones se le atribuye como concepto que encarnaría a la más alta potencia de la divinidad.
Este equívoco únicamente se puede producir cuando en la Lengua Simbólica se habla de los diferentes EO donde podemos encontrar a las manifestaciones del Verbo y que están íntimamente ligados con la tradición alquímica.
El hombre según lo entendían aquellas gentes está conformado por tres estadios, 1. individual, que se corresponde con su capacidad ejecutiva y vendría concretado en lo que llamaron «la palabra», «ka», 2. intelectual, que se corresponde con su capacidad de crear ideas y pensamientos y vendría expresado en «el contenido de las palabras», «ba», como soporte de una Lengua con capacidad para recrear el pensamiento filosófico, y 3. social, que se corresponde con su capacidad de relacionarse con otros hombres y vendría expuesto en «la ley», «la».
A estas tres cualidades las consideró consustanciales con la esencia de ser hombre y esa esencia constituye el Verbo del hombre.
Para nombrar a estas tres «manifestaciones» de su Verbo se creó la palabra cognoscitiva KÂBALA en la que estas tres cualidades quedan integradas en su propio Verbo en la primera «Â» que se pronuncia con acento circunflejo, alargándola en una doble «AA» contenedora de su Verbo.
A estas manifestaciones KÂ, BA, LA, y con fines puramente prácticos y operativos se atribuyeron distintos contenedores «EO» al original del hombre, así a la «L» como ideal al que siempre tendemos se la situó en las alturas inalcanzables que tienen como soporte al «aire» en el «cielo«. A la «B», contenido de las palabras, soporte de una Lengua con una capacidad de creación y destrucción inacabable se la situó en el «fuego«, creador en la fragua, destructor implacable en el campo. Y a la «K» por surgir de nuestra mayor intimidad se la puso en el interior de la «tierra» y por extensión en los productos que de allí se derivan, las piedras, en los «canto«.
Un buen ejemplo de Palabra Simbólica son las «torres»… construcciones de «piedras» siguiendo unas «reglas» que internándose en el «aire» nos acercan al inalcanzable «cielo». La «torres» en los mitos son construcciones de «palabras» siguiendo unas «reglas» dentro del espacio legal que tienden hacia un ideal, el «eo» de la Ley que reside en las alturas del cielo.
Cuando hablamos de la Ley o las leyes debemos saber siempre diferenciar entre las leyes que son propias de la Lengua de las que son propias de la Sociedad.
Las leyes de la Lengua son tres y las leyes de la sociedad son dos, esto es algo que ya nos ayuda a hacer esta diferencia.
Sin embargo, también es verdad que en algunas ocasiones hablamos de las leyes de la Lengua como si sólo fueran dos, las dos «leyes mortales» y que se corresponden con la ley de construcción de la Lengua Simbólica, la «i» y la ley de construcción de la Lengua Cognoscitiva, la «n». La tercera ley es la inmortal y sirve de unión entre las dos Lenguas, es el Sentido común, y su encarnación en los mitos para abrirnos la «puerta» de su lectura la llamamos «nuestra n». Las Hidras tienen cien (L y L) cabezas y una de ellas es inmortal (nuestra n).
Las dos leyes sociales en las palabras «b» vienen significadas en el sonido «Y», «LL».
Son dos grupos de leyes, «tres» del Verbo y «tres y tres» del hombre (sociedad) que conforman la base de la sociedad Kure y que han llegado hasta nosotros algo deformadas a través de Moisés.
Los Kera, que habitan en el Ponto y que están estructurando su sociedad en base a la «b», cuando se unen a la «tierra primigenia» las incorporan a su bagaje como el eje central sobre el qué construir los sonidos de las consonantes y así se construye el «canón» o «cuadratura del circulo».
Entre los Kure se las nombraba como «las dos columnas de bronce del Templo Heráklito».